Martha Giusti nos cuenta como su familia convirtió 50 hectáreas de césped y agroquímicos a un campo vivo y diverso. Al fundar La Amistad Bio huerta la agroecología transformó el ambiente y la comunidad.
“Hola, mi nombre es Martha , soy arquitecta, y vivo en Luján. La amistad Bio Huerta surgió como un proyecto conjuntamente con mi hermana, que heredamos la propiedad de un campo de la familia, en el que se había producido césped y que usaban agroquímicos. Personalmente, a mis 30 y pico de años, empecé a tener problemas de malestar físico y después de años de estudios e investigaciones, verifiqué que se debía a una cuestión de alimentación con alimentos que tenían agroquímicos”.
“Soy vegetariana desde los siete años y mi alimentación era básicamente a base de verduras, pero la recomendación que tenía los médicos era que no consumiera verduras de hoja, por ejemplo. Bueno, después de muchas consultas lo que terminé haciendo es investigando por mí misma y me di cuenta de que el problema venía por no el consumo de la verdura en sí, sino qué tipo de verdura consumía. Cambié mi alimentación y empecé a aprender sobre otros tipos de alimentaciones y conocí la producción orgánica”.
“Cuando heredamos el campo con mi hermana, decidimos que íbamos a hacer una producción que fuera libre de agroquímicos. En ese momento, lo básico era pensar solamente en una alimentación sana. A medida que fuimos aprendiendo, nos dimos cuenta de la importancia de la recuperación del ambiente al tratar el suelo de otra manera y el ambiente en general”.
“Cuando, después de una decisión de la empresa propietaria del campo que heredamos, decidimos empezar a trabajar sobre un sector de parque de la casa, que era casi una hectárea. Decidimos empezar a trabajar de manera orgánica y primero tuvimos la inspección de la certificadora y durante dos años estuvimos produciendo en transición. A partir de ahí, esa casi hectárea se convirtió en full orgánica y en el contrato con mi hermano, que seguía produciendo césped, hicimos un contrato donde él iba dejando lotes, parcelas de más o menos entre un hectáreo y medio, y nosotros incorporamos progresivamente a la producción orgánica”.
“Los dos primeros años, como eran zonas donde sí se había aplicado agroquímicos, hacíamos primero en dos ciclos cultivos de depuración, de alguna manera lo llamábamos, con abono verde y además con la idea de que eso era una producción que no se comercializaba, sino que ayudaba a la mejora del suelo. Luego de pasados esos dos ciclos, empezamos a hacer producción hortícola al principio. En el 2020 obtuvimos todo el campo, se había terminado el contrato y empezamos a hacer cultivos extensivos y ampliamos los montes frutales que también habíamos empezado al inicio”.
¿”Cuáles fueron los mayores desafíos? La recuperación del suelo, no solamente por el hecho del uso de agroquímicos que hacía que no hubiera mucha vida en el suelo, sino porque además con la extracción y la cosecha del césped, estábamos reduciendo el horizonte. Así que nuestra gran labor que aún continúa es la recuperación de los suelos y trabajamos arduamente en eso de una manera muy consciente”.


Beneficios
“Nos caracterizamos por la diversidad de cultivos. Es algo que entendimos desde el inicio, que la diversidad de cultivos era fundamental para mantener la vitalidad del suelo. La rotación, como sabemos, es esencial también, pero además quisimos hacer diversidad de producción de manera de tener alternativas frente a las inclemencias climáticas, frente a las dificultades del suelo, en dar la producción en una cantidad, un ritmo que fuera realmente rentable. Es así que hacemos horticultura, fruticultura, hacemos producción de cereales y leguminosas, oleaginosas y hacemos también semillas horticolas con registro de Inase. Y estamos todavía pensando en ampliar alguna superficie forestal”.
“Nosotros tenemos una superficie de 50 hectáreas, o sea es una superficie chica para los cultivos de grano, y entonces decidimos también hacer una elaboración post cosecha. Esa elaboración consiste básicamente, y por ahora, en la deshidratación. Y luego de la deshidratación también tenemos algunos otros procesos como el tostado, de acuerdo a cuál sea el elemento, y algunas pastas de frutos secos”.
“La diversidad nos da esa alternativa de poder tener en determinados momentos un producto disponible, y en otros momentos por sus ciclos propios, por condiciones climáticas, como te decía. A veces podemos tener problemas con uno, pero tenemos la alternativa de seguir teniendo otro producto disponible. Y en cuanto a lo que es el ambiente en sí, nos resultó esencial, primero porque además dejamos muchas bordeaduras naturales o seminaturales, incorporamos muchas especies nativas, y eso modificó muy evidentemente el ambiente en cuanto a la proliferación espontánea de especies nativas, al retorno de especies animales, y la verdad que hubo un cambio muy importante en todo el ambiente, que se arredonda también en la mejora del suelo y en la vitalidad que está recuperando el suelo”.
“La diversidad aporta beneficios al suelo, al ecosistema y a la comunidad. Para nosotros es fundamental pensar en la salud de los alimentos que producimos. La intención es siempre transmitir, compartir, vender alimentos que sean nutritivos y que sean sanos. En eso nos formamos permanentemente y elegimos los cultivos en función de obtener algo que podamos procesar o compartir que ayude a la diversidad de la alimentación, porque es una manera de nutrirse bien y que sean siempre de la mejor calidad”.
Garantías
“Mi familia fue esencial en cuanto al cambio de actividad mío, no al cambio total, porque sigo ejerciendo mi profesión de arquitecta, pero tuve un apoyo de mis hijas sostenido, de orgullo, de alegría, de apoyo, realmente un apoyo incondicional, y de la familia en general.A todos les gusta mucho el proyecto, les gusta mucho el cambio que se produjo en el ambiente, les gustan los productos que hacemos, es algo que compartimos, y una de mis hijas también tiene interés en su actividad que hace envases compostables y nosotros le compramos los envases a ella para entregar nuestros productos “.
“Hay una actitud de cuidado del ambiente que ya teníamos antes de que yo empecé a trabajar en este proyecto en la casa y que de esta manera se expandió esa conciencia. Con respecto al personal se fueron incorporando muchas veces sin conocer en detalle de qué se trataba la producción, pero realmente se sienten muy orgullosos del trabajo que hacen.
“En el caso de los asesores es diferente porque ellos si venían con su formación ya volcada hasta este tipo de producción, sea tanto el ingeniero Nicolás Camiletti que nos ayuda con los frutales y con los cultivos extensivos, como la ingeniera agrónoma Marcela Ablin, que empezó con nosotros en la parte de horticultura y continúa asesorándonos y asistiendonos sobre todo en lo que es la organización de la documentación para la certificación orgánica. Pero en cuanto al personal, que es gente que vive por acá por la zona, están muy orgullosos del trabajo que hacen, lo valoran muchísimo, valoran el alimento, la calidad de los productos en cuanto a sabor y sabiendo que están libres de químicos. Realmente se sienten muy orgullosos de lo que hacen y eso es esencial para seguir”.
“Y hemos tenido dificultad de incorporar personas porque no todo el mundo está de acuerdo con trabajar así. Nosotros somos productores con certificación orgánica full y además tenemos un sello agroecológico de Luján, que tiene un sistema participativo de garantías y eso marca una diferencia en cuanto a la agroecología en general. El sistema participativo te permite confirmar que el productor efectivamente trabaja de esa manera“.
“Hay muchos productores que se dicen agroecológicos pero que llevan años en un proceso de transición con el uso de agroquímicos y de alguna manera esto para mí resulta bastante injusto en el momento de la comercialización porque había una diferencia sustancial en el producto final, pero sin haber un sistema participativo de garantías como el sello este, era difícil mostrar esa diferencia al consumidor que por ahí no estaba tan interiorizado“.
“La zona de Luján tiene este privilegio, digamos, porque hay un equipo de trabajo que se puso el tema al hombro como un objetivo a conseguir obtener la posibilidad de ofrecer el sello a los productores y es un municipio que nos acompaña en este sentido, lo que hace, me imagino, mucho más amigable este proceso que en otras regiones. Nosotros, no sé si es de toda la región, pero en particular estamos en una zona rural pero que tiene, que en proximidad real no tenemos tantos vecinos que hagan producción ni orgánica ni agroecológica, pero por suerte tenemos vecinos que tienen escuelas ecuestres o caballos de polo y entonces no hacen cultivos con químicos. Otros sí. Con estos otros es dificultoso el tema porque es muy difícil entrar en conflicto y lo que hacemos es tratamos de determinar todas las áreas, todas las zonas y las distancias que nos ayuden a protegernos y generar barreras para evitar conflictos con la producción de los vecinos. De hecho te comento que por la proximidad de la vivienda no deberían hacer aplicaciones en el límite del campo y las hacen en horarios nocturnos o días domingos en donde es difícil ir a tener un intercambio“.
“Así que tratamos de evitar ese conflicto manteniendo nosotras las precauciones de alejarnos de ese borde. Lo que intentamos hacer es tener una buena convivencia, decidimos por ejemplo no hacer resiembra de maíz para evitar contaminación cruzada con algún maíz que sea modificado genéticamente y de esa manera aceptamos que haya productores que produzcan de un modo convencional y no llevar a un conflicto nuestro interés en hacerlo de otra manera. En general los desafíos que tenemos es sobre todo respecto de la disponibilidad de maquinaria, por una cuestión de distancias, por una cuestión de las exigencias de limpieza de la maquinaria que podía entrar y por una cuestión de poca superficie.
“Hay otras áreas dentro del mismo partido que tal vez hay mayor cantidad de productores agroecológicos en proximidad y lo manejan de una manera más sencilla, estas contrataciones de terceros para hacer tareas de siembra. En nuestro caso sobre todo la dificultad está en la siembra porque tenemos la cosechadora pero no tenemos la sembradora. También nos interesaría tener un rolo que no hemos conseguido todavía. En general la limitante sobre todo es eso, bueno, limitantes que tienen que ver con cuestiones climáticas pero básicamente son esos”.

“Recibimos un certificado de buenas prácticas para nosotros el acompañamiento del municipio y de la provincia es muy importante, de alguna manera nos motiva, nos hace visible y el hecho de que haya una provincia que acompañe la idea de trabajar con buenas prácticas, que acompañe y que le importe la diversidad de producción, que fomente la fruticultura, es realmente un estímulo, es como si fuera un tutorado que no es así pero es un acompañamiento que te hace pensar que sí es un buen camino, que sí lo valora un organismo público y además de alguna manera el hecho que nos otorguen un certificado, un cartel, eso nos permite compartir con la gente que por ahí no tiene tanto conocimiento sobre la importancia de este tipo de protección, que tengamos el aval de la provincia que nos premia de alguna manera con estos certificados y nos permite mostrarle a otros la importancia que esto puede tener”.
” Esta mirada retrospectiva a veces uno no la hace, va enfrentando las problemáticas y las situaciones diarias y mira hacia adelante pero no hace una revisión del pasado. Te diría que marcaron antes o después, primero el inicio, decir que queríamos hacer este tipo de producción, después fue la incorporación de frutales, que al principio no tuvimos conciencia de que íbamos a producir fruticultura sino que hicimos un monte chiquito como para incorporar diversidad y que después nos gustó mucho ese tipo de producción y decidimos ampliarlo en el 2020 y en el 2021 y proyectamos ahora en el 2025, 2026 también continuar con la aplación de frutales. Incorporar la producción de semillas fue un cambio porque ahí también tuvimos un apoyo importante del sector orgánico de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y del Inase, propiamente dicho, que nos estimuló a que lo hiciéramos y de esa manera ser el primer productor de semillas orgánicas, por supuesto que a baja escala, lo que hacemos en las 50 hectáreas que tenemos”.
Cambios
“Sobre todo el cambio grande fue cuando en el 2020 tuvimos toda la superficie disponible y decidimos hacer producción de cultivos extensivos. Fue un gran desafío para mí en particular porque no tenía conocimiento del manejo y por suerte en ese momento tomé contacto con Nicolás Camiletti, que fue un soporte, un sostén muy importante para llevarlo a cabo y empecé sola pero al poco tiempo se acercó él y tomé contacto con él porque lo contacté por frutales y realmente fue un elemento fundamental para desarrollarlo. Y después hacer la sala de lavado de verdura y elaboración pos cosecha fue un cambio importante y ya nos abrió otra posibilidad de tener un producto de elaboración secundaria y poder acceder a otro tipo de mercados”.
“Los bionsumos los considero una herramienta fundamental en general por un tema de costos, tratamos de producirlos intraperialmente pero son un aliado realmente, es un aliado muy importante para mantener los suelos sanos, nutridos, para poder introducir elementos que quitamos, creo que es muy importante manejar el tema en horticultura, en la preparación del suelo, el tema de hongos”.
“Es importante para nosotros hacer mediciones constantes de laboratorios, análisis que nos permitan conocer las modificaciones, las mejoras o los desequilibrios que pueden estar latentes en el suelo y tratar de compensarlos por medio de bioinsumos. Como te decía generalmente excepto en fruticultura en el resto de los cultivos que hacemos utilizamos solamente bioinsumos que hacemos dentro del lote”.
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