Con profundo pesar y eterna gratitud, desde Bioinsumos.ar lamentamos el fallecimiento de Sebastião Salgado, fotógrafo brasileño, ambientalista y activista cuya obra y compromiso dejaron una huella imborrable en la defensa de la naturaleza y la dignidad humana.
Sebastião Salgado fue mucho más que un fotógrafo: fue un maestro, un visionario y un eterno inspirador. Su trabajo artístico, reconocido mundialmente, retrató con sensibilidad las grandes bellezas naturales y las duras realidades sociales del planeta, desde las migraciones forzadas hasta la vida en ecosistemas vírgenes. Nacido en Minas Gerais, Brasil, su formación en economía le permitió abordar con profundidad las desigualdades y crisis ambientales que afectan a nuestra sociedad.
Junto a su esposa, Lélia Deluiz Wanick Salgado, fundó en 1998 el Instituto Terra, una organización dedicada a la restauración ambiental que ha recuperado miles de hectáreas de tierras degradadas en la Mata Atlántica, una de las regiones más biodiversas y amenazadas del mundo. Este proyecto pionero ha plantado cerca de tres millones de árboles nativos en más de 700 hectáreas, revitalizando fuentes de agua y promoviendo la biodiversidad, al tiempo que impulsa el desarrollo sostenible y la educación ambiental en las comunidades locales.

En un emotivo comunicado, el Instituto Terra expresó:
“Sebastião fue mucho más que uno de los mayores fotógrafos de nuestro tiempo. Al lado de su compañera de vida, Lélia, sembró esperanza donde había devastación y hizo florecer la idea de que la restauración ambiental es también un gesto profundo de amor por la humanidad. Su lente reveló el mundo y sus contradicciones; su vida, el poder de la acción transformadora.”
Y agregó:
“Seguiremos honrando su legado, cultivando la tierra, la justicia y la belleza que él tanto creyó posible restaurar. Nuestro eterno Tião, presente. Hoy y siempre.”
En 2023, el Instituto Terra lanzó el Programa Terra Doce, una iniciativa innovadora que busca apoyar a pequeños y medianos productores rurales de la cuenca del río Doce en Minas Gerais para recuperar fuentes de agua y promover sistemas agroforestales que combinan cultivos como cacao y café con la reforestación de árboles nativos. Este programa, que cuenta con una inversión de 70 millones de reales y el apoyo de entidades internacionales como el banco alemán KfW y WWF Brasil, apunta a recuperar al menos 4.200 nacientes de agua en la región, restaurando la biodiversidad y mejorando la calidad de vida de unas 27 mil personas.
El Programa Terra Doce ya está en marcha en municipios como Conselheiro Pena, Santa Rita do Itueta, Pocrane y Resplendor, donde se trabaja con productores rurales para implementar cercados, plantar miles de árboles nativos y promover prácticas agrícolas sostenibles. La iniciativa también incluye proyectos con comunidades indígenas Krenak y Maxacalis, que aplican su conocimiento ancestral en sistemas agroforestales para fortalecer la subsistencia y la conservación ambiental.


Uno de los proyectos más emblemáticos de Salgado fue su dedicación a la Amazonia, donde durante siete años realizó 58 expediciones para retratar la selva y sus comunidades originarias. Su exposición Amazonia, que ha recorrido museos internacionales, es un llamado urgente a proteger este ecosistema vital, que ya ha perdido el 18% de su extensión. Salgado mostró la belleza y la armonía de los pueblos indígenas con la naturaleza, recordándonos la fragilidad y el valor incalculable de este pulmón del planeta.
Su obra, en blanco y negro, no solo documentó la devastación y las injusticias, sino que también celebró la resiliencia humana y la majestuosidad del planeta. Proyectos como Trabajadores, Éxodos, Serra Pelada y Génesis han marcado un antes y un después en la fotografía documental, combinando arte y compromiso social.
En 2019 durante la 25ª Conferencia General del ICOM que se celebró del 1 al 7 de septiembre en Kioto, Japón, Salgao dio un discurso para presentar su libro Amazonia: “Mucho se ha escrito acerca de la destrucción de la selva amazónica, acerca de la quema de grandes franjas de jungla primaria para dejar sitio a explotaciones ganaderas y plantaciones de soja, la contaminación de los ríos por mineros de oro independientes y el acceso a territorio virgen de taladores ilegales. Todo esto y mucho más es verdad.
A pesar de que se hayan destruido grandes extensiones de la mayor selva tropical del mundo, solo en Brasil más del 81 % de esta permanece intacta. Y es una responsabilidad compartida de Brasil preservar lo que queda. La urgencia para hacerlo nos ha llevado a promover una iniciativa para desarrollar nuevas y creativas formas de protección y gestión sostenible de la región del Amazonas.
En esto, como ancestrales protectores de la selva, sus indígenas pueden -y ya lo hacen- jugar un papel crucial. La deforestación es una realidad innegable y esta es más severa en las tierras propiedad del gobierno o en manos privadas. Pero incluso aquí, más del 60 % de la selva permanece intacta.
Para explorar este legado intacto, hemos emprendido un largo viaje fotográfico para tomar testimonio de las vidas de los indígenas que viven en armonía con la selva amazónica de Brasil. He fotografiado tribus como la de Kuikuro, Kamayura y Waura en la región de Alto Xingú, así como a los grupos étnicos de Zoé, Awá, Yanomami, Ashaninka, Yawanawa, Suruwará y Korubo en el corazón del Amazonas. Por el camino, hemos creado un archivo aun mayor de la región completa, con fotografías terrestres y aéreas del complejo entramado de serpenteantes afluentes que alimentan el Amazonas y de los drásticos cambios de caudal entre la temporada de lluvias y la temporada seca, así como imágenes aéreas tanto de la selva virgen como de los penachos de humo que se elevan a decenas de metros de altura donde la selva sigue siendo incendiada.
Nuestra esperanza es que el libro y las exposiciones resultantes puedan servir como catalizador para crear conciencia de la necesidad de proteger a la selva amazónica y a su población nativa, así como para generar nuevas perspectivas sobre cómo explotar sus recursos naturales y humanos sin dañarla aun más”.

(Sebastião Salgado)
Sebastião falleció a los 81 años, víctima de una leucemia derivada de una rara forma de malaria contraída en 2010 durante sus trabajos en Génesis. Su legado artístico y ambiental ha sido reconocido internacionalmente y su vida es un ejemplo de cómo el arte puede ser una poderosa herramienta para la transformación social y ecológica.
En este momento de duelo, acompañamos a Lélia, sus hijos Juliano y Rodrigo, sus nietos Flávio y Nara, y a todos quienes comparten la tristeza por esta pérdida irreparable. Desde Bioinsumos.ar reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la tierra, la justicia ambiental y la restauración de la belleza natural, valores que Sebastião Salgado encarnó con pasión y dedicación.
Saravá maestro eterno, presente hoy y siempre.
Bioinsumos.ar