Conversamos con Débora Radovancich, directora de Bioform, la primera fábrica estatal de bioinsumos radicada en Formosa. La planta está construida en un 80% y ya trabajan en bioinsumos microbianos. Opera en el Polo Científico y Tecnológico Formosa, recibirá unos $820 millones para la compra de equipos, con fondos provenientes del Estado Nacional, como parte del “Programa Federal Construir Ciencia”. Ya tiene una superficie de 1.100 m2 .
“Mi nombre es Débora Radovancich. Mi carrera de grado es bioquímica. Estudié en la UNNE (Universidad Nacional del Nordeste) en la Facultad de Ciencias Exactas de la ciudad de Corrientes. Actualmente me encuentro en la provincia de Formosa. ¿Cómo se inicia? ¿Cómo se crea una fábrica estatal de elaboración de insumos en la provincia? Bueno, primero que nada, que esto no es así de un día para el otro, sino que tiene que ver también con un poco mi espíritu de vocación. Si bien yo, como le cuento, soy bioquímica, me recibí en el año 2005 y me inicié trabajando para una agroquímica donde llevaban adelante la elaboración de bioinsumos agropecuarios para cultivo extensivo. Así que ahí empezó mi primer paso por los bioinsumos”.
“Yo me especialicé en el control de calidad de estos productos. En ese momento llevamos adelante la elaboración y el desarrollo de bioinsumos agrícolas de origen microbiano para cultivos extensivos. Luego me especialicé en la UBA, en control de calidad y desarrollo. Siempre trabajé a través de una red federal que se encuentra en la Asociación Argentina de Microbiología que se denomina Red CAI para tratar de llevar adelante el mejor desempeño laboral y con responsabilidad de este trabajo. Años después por una cuestión más de vida, de proyecto vida, me traslado a la ciudad de Formosa capital y aquí me encuentro hace más de 12 años, viviendo como bioquímica”.
“Yo no podía trabajar en lo que era el índole clínico, sino que mi especialidad estaba en el mundo microbiano, ambiental, el campo. Entonces empiezo a trabajar acá en un proyecto que a mí me dio mucha satisfacción, que era el desarrollo de otro bioinsumo, que en este caso no era para el campo agropecuario sino para la salud pública. Era un bioinsumo a base de un BTI, un bacilo thuringiensis que permitía obtener un cristal para que era tóxico para larva de Aedes (mosquito). Bueno, ese desafío permitió que yo siga creciendo laboralmente, en experiencia, trabajé, desarrollé el lugar, trabajé en el desarrollo de los recursos humanos, en el desarrollo de producto. Lo hacíamos a través de un convenio de transferencia tecnológica con INTA de Castelar.
Todo esto hizo que yo, como cualquier profesional, no nos podemos quedar, sigamos especializándonos en diferentes temáticas y una de las de los posgrados que a mí me movilizó mucho y fue un antes y un después en mi carrera, fue hacer la Maestría en Administración de Negocios de la UTN. En esta carrera de posgrado uno tiene una instancia intermedia que es una especialización que se llama Ingeniería Gerencial, donde ahí uno para obtener ese título generalmente lleva adelante un trabajo integral. Y en mi caso ese trabajo integral fue escribir un poquito de esto que yo conocía y me apasionaba, que era el mundo de los bioinsumos. Yo llevaba adelante el desarrollo, la investigación de los insumos agropecuarios y de salud pública, y dije ¿por qué no pensar en un proyecto que esté al alcance de todos?
Porque hoy nuestra realidad en verdad implica que muchos de los bioinsumos microbianos están al alcance, pero generalmente son usados porque es habitual, que se usen en los cultivos extensivos para las grandes extensiones. ¿Por qué no llevarlo al alcance de los productores que llevan adelante huertas que llevan adelante pocas hectárea? De esa manera, generar un valor agregado, promocionar su rendimiento, cuidar de sus alimentos, de su salud también. Bueno, de eso se trató mi trabajo integral para obtener el título de Especialista en Ingeniería Gerencial. Obviamente, como estaba dentro de una carrera de administración de negocio, uno tenía que demostrar que ese modelo de negocio era era sustentable”.
“Entonces mi línea de investigación se basó en encontrar todas las evidencias en Formosa. Tiene una gran particularidad hay más de 5000 explotaciones agropecuarias caracterizadas por productores familiares. En Formosa los denominamos Paiperos, porque la provincia tiene un programa de asistencia al pequeño productor que se denomina Paipa, y a esta familia se la denomina paiperas. Existe una logística enorme de asistencia donde cada municipio tiene muy bien reconocido a sus familias agricultoras. Hay una asistencia técnica constante. Entonces, este modelo de negocio lo que hacía era optimizar aún más eso que ya Formosa tiene instalado y a través de una fábrica que pueda elaborar sus propios bioinsumos en las dosis indicada que hay en el mercado. No lo hay en el mercado todavía no hay dosis indicada para cultivos que se den en una hectárea o media hectárea o qué tipo de cultivo o en qué usar. Bueno, entonces empecé a estudiar un poquito la diversidad de los cultivos en Formosa, la cantidad de familias que hoy dan trabajo y que generan fuentes de trabajo en el ámbito rural y con eso generamos un modelo de negocio sustentable que fue presentado, obviamente primero a nivel provincial. Luego, después de diferentes instancias de verificar todos estos datos y evidencias que sean fehacientes, pasamos a la instancia nacional a través de un financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Nación. Se consiguió en un primer lugar en el año 2022 para obtener la infraestructura para una fábrica estatal de bioinsumos agrícolas que asista al pequeño productor agropecuario de la provincia de Formosa.”
“Ahí fue un salto muy importante, fue un reconocimiento enorme que se armó, y se siga armando un grupo de trabajo excelente. Hoy la fábrica BIOFORM todavía no está operativamente industrializada, sino que tenemos el desarrollo del recurso humano. Estamos trabajando en diferentes temáticas y con diferentes especialistas de Formosa para el desarrollo los bioinsumos. Hoy llevamos adelante ya más de cuatro bioinsumos a base de hongos y bacterias para promocionar y proteger los cultivos de Formosa. Estamos en algunos de ellos ya ensayando a campo con los productores, tomando las evidencias necesarias para sus registros y por otro lado también nuevas líneas de investigación. Hay varios profesionales formoseños que ya llevan líneas de investigación propias para obtener bio insumos, no solo para el cultivo sino también para la sanidad animal. Algunos bio garrapaticidas estamos hablando de hongos con un cierto potencial bio garrapaticida, es un campo muy amplio y tenemos grandes expectativas con este proyecto . De eso se trata la fábrica de bioinsumos, BIOFORM.”
“A dos años de concretarse su financiamiento, nosotros hoy contamos con cuatro formulados finales que se están ensayando y con cuatro líneas de trabajo y de investigación a futuro para insumos este con cepas nativas. El desarrollo de la fábrica bioinsumo va a ser llevar adelante bioinsumos microbianos. La planta que está construida en un 80% con dos grandes áreas uno para la fermentación biológica de bacterias y otro para la fermentación de hongos. Y otra área que va a ser para la obtención de bio insumos a base de extractos naturales. Más allá de este desarrollo de llevar adelante un producto con estas características biológica inocuo para el medio ambiente, para la salud del propio productor de la familia agricultora y que también favorezca a la obtención de alimentos más saludables, porque sabemos que no dejan residuos tóxicos en los alimentos. Sobre todo aquellos alimentos frescos. Nuestra gran expectativa está en fomentar desarrollos locales. Esto hizo que al ser tener esta característica, esta impronta, esta fábrica que no es una fábrica privada sino estatal, también estemos articulando con las escuelas agro técnicas de la provincia, que son varias sedes en toda distribuido en toda la provincia. Y trabajamos con ellos el área de biotecnología.”
“Estamos generando áreas en las propias escuelas donde se enseña qué son los bioinsumos, cómo se puede utilizar, cómo se aplican, cómo se producen. Si los propios alumnos son los que van a poner su impronta, van a trabajar no solo como promover nuevos, sino también como extensionistas, como propios productores y tratar de ampliar este este sector en la provincia, tratar de difundir a la comunidad y algo que nosotros repetimos constantemente. Esto, va realmente ser un éxito, cuando cada uno de nosotros como ciudadano podamos elegir estos productos alimentarios, estos productos saludables y de cercanía y le demos ese valor real a nuestros productores paiperos“.